Carlos Slim, ese gran catastrofista

Cuando Carlos Slim, nuestro plutócrata más popular, comienza una larga lista de calamidades económicas (los índices de desempleo sólo podrán compararse con los de los años 30) en perspectiva futura para el país con un “…no es que quiera ser catastrofista…”, no queda más remedio que pensar que a esto ya se lo cargó patas de cabra. O que Slim lo que quiere es abaratar el país para poder comprarlo a precio pacto cuando todos estemos bien ahorcados.
Bueno, ya en serio, no me imagino la reacción de Calderón cuando Slim hizo ese comentario a sus costillas. Digo, después de todo no es un catastrofista cualquiera de esos que anda por ahí malhablando del sistema por puritito ardor y resentimiento social, sino un catastrofista con suficiente capital como para forjar más desestabilizaciones que el crimen organizado.
Y algo tendría de razón en molestarse Jelipillo. Digo, después de todo, qué le costaba al señor Slim un poco de morigeración a la hora de construir tan detallado recuento de los daños financieros que se avecinan por cuenta del catarrito karstensiano y el capitalismo salvajemente grosero. Ya la cosa está suficientemente color de hormiga con los spots de la niña chuchista-perredista que tiene lo peor de Lucerito, Pituka y Petaka y el Niño Jimmy, no se diga los de la cachondélica Chiva del PSD, que ha renunciado a su candidatura por falta de agricultura y recursos hidráulicos, como para todavía tener que preocuparnos por los mensajes apocalípticos del señor de las lanas.
Míster Slim: los mexicanos somos adictos a las mentiras piadosas y no a las verdades sospechosas-sospechosistas. Un hombre de su posición no puede ponerse como Guillermo Ortiz; está obligado a explicarle al pueblo que, a pesar de lo difícil de la situación, debemos cantar como Gloria Gaynor “I Will Survive”. Slim tiene que retractarse por el bien de la mexicaniza que está más histérica que la Nueva Banda TimbirIFE, que no sabe qué hacer con sus spots (en un tiempo cercano no muy lejano, los spots del IFE interrumpirán los spots del IFE) y ser como Pável Pardo, el seleccionado nacional de panbol de origen americanista, que sin temor a la dilapidación declaró que si se pierde contra Estados Unidos en Columbus, no va a pasar nada. Si acaso, Eriksson será pozoleado, los jugadores llevados con los émulos preciosos del padre Maciel y los mexicanos no tendremos con qué matar el tiempo mientras cunde el desempleo.
¡Ésa es la actitud! ¡Más Pável y menos Slim!
Una duda, ¿este gran catastrofista será declarado apátrida?

jairo.calixto@milenio.com

Fuente: http://www.milenio.com/node/163956

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